Slayer_X

Partí­ de Lima a las 11 am, en el avión me tocó sentarme al lado de 2 colombianos, Jair y Madga, gracias a los cuales el vuelo de casi 2 horas fué muy entretenido. Me sorprendió mucho el relato de Jair, quien tuvo la mala suerte de sufrir un “secuestro al paso” en Santiago de Chile, lo dejaron sólo con lo que llevaba puesto y fue maltratado en la embajada de Colombia en Chile, felizmente al final consiguió viajar, a pesar de todo era un tipo bastante divertido y era muy gracioso escuchar su acento colombiano combinado con la jerga chilena.

Al llegar a Bogotá, lo primero que hice fué cambiar algo de dinero, donde 1 dólar = 2500 pesos. Es intimidante recibir tantos billetes con muchos ceros, un detalle curioso es que para cambiar dinero tienes que presentar tu documento de identidad, en mi caso el pasaporte. El siguiente paso fué comprar un tarjeta telefónica para llamar a los amigos, habí­a activado el roaming en Colombia, y comprobé que tení­a señal, pero no pensaba llamar desde mi celular porque las tarifas son carí­simas.

Cuando estaba llamando apareció Jeyson aka Fractus, que estuvo por Perú cuando se realizó el Lacfree, nos fuí­mos a un centro comercial cercano para almorzar, la zona donde fuí­mos se llama “Salitre” y era mucho más grande que el Jockey Plaza, pero muy parecido en estructura, fuí­mos al patio de comidas y allí­ tuve oportunidad de probar el Ajiaco de Pollo que es una sopa un poco espesa con papa en trozos pequeños, algunas verduras y pollo deshilachado, viene acompañado con una porción de arroz, un choclo pequeño y ensalada. Estuvo bueno, aunque le faltaba un poco de sal para mi gusto.

Mi plan era viajar inmediatamente a Medellí­n para poder llegar en la noche y asistir a las conferencias a primera hora del jueves, pero lamentablemente los buses llegaban a las 3-4 am y no era muy buena idea llegar a Medellí­n a esa hora, asi que opté por quedarme unas horas en Bogotá y viajar de noche hacia Medellí­n. Dejé mi equipaje en un locker del terminal terreste y luego fuí­mos a dar unas vueltas.

Luego de meditar, la decisión fué ir a la Feria del Libro, llegamos y pagamos una entrada que costaba 10 000 pesos, el lugar era muy grande, al entrar unas guapas señoritas nos dieron unos mapas de la feria, calculo que serí­an como 2 canchas de fútbol llenas de pabellones donde habí­a libros! inicié el recorrido y aquí­ me lleve una ingrata sorpresa, no permití­an tomar fotos 🙁 , la razón? me dijeron que por seguridad, pero igual me las arreglé hehehehe.

Pasé por muchos stands, donde te atendí­an muchas chicas guapí­simas, hubo una en especial que tení­a una de esas miradas que te dejan muerto… que lindos ojos tení­a, se llamaba Andrea y trataba de venderme un curso multimedia para jóvenes emprendedores que quieren formar empresas pero que no saben como hacerlo; conversé un poco con ella y asi me enteré que era rola que quiere decir que es Bogotana, también me explicó que a las chicas de Medellí­n les dicen paisas o paisitas, las de Boyacá vallunas y pastusitas las chicas de Pasto. Teniendo esta información a toda chica que veí­a le preguntaba si era rola, paisita o bayana hehehe.

Como era de esperarse, me compré algunos libros, de donde destacó uno en especial, un libro que busqué como 2 años para mi madre, y hasta que por fin lo encontré se trata de El catalejo laqueado de Phillip Pullman. Se nos hizó tarde, la feria cerraba y cuando estaba por salir conocí­ a Andrea Serna que por lo visto es super famosa aquí­ en Colombia porque mucha gente le pedí­a autográfos, yo solo le pedí­ una foto.

Saliendo de la feria encontramos un amigo más y nos fuí­mos a cenar, el lugar seleccionado fué el centro comercial Salitre que queda muy cerca del terminal de buses, así­ que regresamos al mismo patio de comidas y esta vez comí­ una hamburguesa, que estuvo buena, pero que no llega al nivel de Bembos, luego de charlar un rato y comer un helado, fuímos al terminal y tomé mi bus hacia Medellí­n.